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#EntreAmigos

El futuro que ya nos alcanzó

Por Laura Hernández
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De conocer los orígenes de la televisión hasta presentar una visión futurista, Luis de Llano platica con Resonancias cómo se ha transformado la industria, “en un mundo donde la tecnología avanza mucho más rápido que nosotros”.

 

Forjador y visionario

Tras 45 años en su empresa, decidió jubilarse, mas no detenerse. Productor, creativo artístico y ahora narrador de historias, su primer libro (“Expedientes del Pop”) es una selección de pasajes profesionales y familiares que combina con historias del gremio en distintas décadas. “Creo que ha sido una de las recopilaciones más importantes sobre la televisión mexicana, porque aunque no pongo todos los nombres, sí las situaciones y cómo se iba dando”.

De ahí que ahonde en lo que para él han sido los cambios más relevantes en los últimos años, particularmente en el ver, hacer y vender la televisión. “Que ha sido una cosa importante porque a todos nos ha afectado, y sigue afectándonos porque los cambios siguen llegando todo el tiempo”. Se modificó “la forma de verla porque antes lo hacías desde un punto de vista compartido. Tenías una interacción hacia el frente, hacia la gente con quienes estabas compartiendo. La mujer, el hombre y la familia tenían la tendencia de verla acompañados, ahora la ven solos”.

“Cuando estás en casa viendo tele todo ocurre (suena el teléfono, luces prendidas, tamales calientitos, pasa la ambulancia, los niños chillan); aparte tienes un gran competidor que es tu celular. Entonces hay un déficit de atención enorme, y la duración de los conceptos son cada vez más cortos”.

El hacer. “Cambió desde escenografía e iluminación hasta la manera de grabar. Hoy con una camarita realizas todo, luego editas y puedes corregir, poner, quitar y mil cosas tecnológicamente. Al igual que la forma de transmitir, ahora no sólo estás en tele abierta también tienes canales de streaming, puedes hacerlo en vivo o con secciones”.

Mientras que el vender, “es muy importante porque los clientes migraron a otras plataformas, quizá más económicas, más prácticas, quizá con otra pauta de programación, pero cambió la forma de venderse. Ahora son comerciales que van entrando, y éstos también se han regulado”. Antes los anuncios eran de un minuto, “luego de 30 segundos, después 20 ó 10. Ahora estás viendo algo en Facebook y de repente entra un minicomercial. En mi época la televisión era un traje hecho a la medida del cliente, todos los programas tenían nombre y apellido; ahora es prêt-à-porter, es lo que hay, lo que escoges, lo que pones, lo que tienes, según tu poder adquisitivo”.

Detalla que también se ha modificado el consumo de contenidos por parte de las audiencias, y cómo a lo largo de la historia la gente se reunía para “soñar” con historias de pueblos lejanos, mitos o leyendas. “Así pasaron mil cambios, hasta que un día inventan el fonógrafo, el cine o la radio, y ahí está otra vez la familia alrededor de la fogata de la imaginación. Antaño había un aparato en cada casa; ahora, 50 años después, hay un radio en cada cuarto”.

“Surge la tv, y ‘se va acabar la radio’, no se acabó; ‘se va acabar el cine’, y no sucedió. Entonces empezó a haber televisión y a ser otra vez el centro de reunión. En ese momento había una mexicanidad en los contenidos que hacía que las familias vieran el programa y lo comentaran. Ahora hay una tele en cada cuarto, o peor una tablet o iPhone, se redujo todo a un aparatito donde tienes capturada tu vida, series, música, tus cosas. La tecnología va corriendo y creo que le está quitando un poco el romanticismo al arte, pero no se puede evitar”.

“Antes le hablabas a la tele, le llorabas. Ahora la tienes ahí y eres indiferente a los sentimientos de lo que estás viendo porque has perdido credibilidad en ella. Entonces para mí es triste, y me gustaría mucho regresar a esos contenidos que me metían y me atrapaban”.

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Épocas de trinchera

Hijo de Luis de Llano Palmer (precursor de la industria en los años 50) y Rita Macedo (actriz del cine de oro), rememora lo que vivió desde joven en los medios. “Mi madre me llevaba a los Estudios Churubusco, a los Clasa o a los San Ángel Inn, y yo era parte de todo lo que ahí estaba sucediendo”.

“En la época de la radio iba con mi padre a la XEW, y veía todo ese mundo. Luego surge la tele, y ahí estoy acompañándolo a dirigir programas y ver cómo se hacía televisión ¡en vivo, en blanco y negro! Cuando había dos cámaras y una se descomponía, tenían que hacerlo todo con una sola, ¡lo que no pasaba!”

“De Televicentro, mi padre me platicaba que se paraba afuera de Avenida Chapultepec 18 a reclutar técnicos para hacer programas porque no había. Y tampoco actores porque los de cine no querían trabajar en televisión, todos estaban en ese momento en el canal 4, con Manolo Fábregas; y se tuvo que ir a los teatros donde había actores exiliados españoles a reclutarlos, así empezó a crear sus grupos no para hacer telenovelas, sino teleteatros. Fue un tiempo de teleteatros muy importante, que luego evolucionó a la radionovela y después se transfiere en la telenovela”.

Posteriormente, De Llano Macedo vivió sus propias experiencias. “En los 70s me tocó la época de oro de todos esos programas que eran el principio de Televisa, el final de Telesistema Mexicano. De cómo se hacían los programas y las cosas en esos tiempos, los actores, los técnicos, también la parte tecnológica de la empresa cómo fue creciendo, pero más que nada la parte humana, de vivir por tantas décadas con tanta gente, y ahora ya es un mundo muy diferente”.

La música es lo primero que heredan la radio y la tv, “poco a poco va creciendo hasta que Telesistema, Televisa a partir de los 80s, se vuelve el trampolín de todos los artistas extranjeros. Si la hacías en México ya la habías hecho porque había programas musicales a toda hora, y eso hizo una efervescencia de talento muy grande. Entonces teníamos que formar grupos para de ahí sacar solistas y también crear actores. Fueron tiempos maravillosos que nunca voy a olvidar, porque estábamos en la trinchera y hacíamos las cosas de la forma más práctica, con presupuestos muy bajos. Fue una época de oro”.

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“déjate de la camarita, de la toma, del color; la historia es lo que cuenta’… Y es lo que sigue importando todavía”.

Interacción tecnológica

Consciente de que la globalización llegó a todos, explica cómo adaptarse a los cambios tecnológicos. “Tienes que estar al día con lo que está sucediendo, con toda la tecnología que surge porque cada vez es más pequeña, compacta, y cada vez resuelve más cosas. No podemos voltear y decir ‘no, yo no voy a pertenecer a esto o no me meto a internet’, eso es muy teórico, todo mundo acaba metiéndose porque es la única forma de comunicarse en forma inmediata”.

En cuanto a producción “es una cosa asombrosa la forma en que la tecnología ha cambiado. Han inventado cosas que te arreglan la voz, la afinan cuando no cantas, te mejoran el maquillaje si luces ojeroso y una bola de inventos que mejoran tu imagen”. También se ha transformado el concepto visual, “ahora son aparatos de led que crean escenografías increíbles y espectaculares”.

Sonriente, comparte las palabras de su padre: “Él me decía mucho ‘déjate de la camarita, de la toma, del color; la historia es lo que cuenta’… Y es lo que sigue importando todavía”.

Con una oferta de plataformas y contenidos cada día más amplia, De Llano reflexiona en cómo llegar a las audiencias y alcanzar el gusto del público. “Es un reto, y en momentos también un algoritmo porque hay cosas a las que te acostumbras y las seleccionas porque en forma mecánica te lleva, pero creo que los gustos y tendencias siempre van estar cambiando”.

Y es que muchos han vaticinado el final de los medios. “Todo mundo dice ‘se va acabar la televisión’. Nunca se va acabar, seguirá existiendo porque una cosa es el WiFi, el streaming o Netflix; y otra la tv de todos los días, la que tiene noticieros, novelas, comedia, partidos de futbol, conciertos. Esa televisión va seguir por mucho tiempo. La ven desde otro punto de vista, en especial ahora que todo lo quieren hacer en cine, y hay cosas que nada más se pueden hacer para la pantalla chica porque como decía mi padre ‘la televisión ya está muerta, lo único vivo es lo que está pasando ahorita’ ”.

Su perspectiva

La trayectoria de Luis incluye espectáculos, programas y la formación de algunos de los grupos y artistas más famosos de las últimas décadas. Proyectos con los que continúa –de forma independiente y con su propia oficina-, ya que en estos dos años se ha enfocado en generar conceptos, contenidos, series, novelas, eventos y otras ideas para distintos productores.

Los textos han venido por añadidura. “Es una catarsis escribir un libro, si yo fuera cineasta es como hacer una película”.

En el segundo de ellos “El Orbix”, presenta su enfoque del año 2045, cuando la tecnología lo resuelve todo. Un mundo donde un holograma es el compañero de butaca o en que cada individuo genera su propia película a través de experiencias inmersivas. “Mi interés nunca fue hacer un libro apocalíptico, y me pareció muy interesante porque estoy dando una visión muy diferente a la de la película ‘Cuando el futuro nos alcance’, ¡ya nos alcanzó!”.

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